Durante el primer año de gobierno de Javier Milei el recambio de funcionarios fue algo habitual y, tras un breve período de calma en ese sentido, ahora vuelven a darse movimientos y renuncias en la cúpula libertaria que aparecen ligados a la necesidad del oficialismo de alinear a toda la tropa propia para mostrarse sin fisuras ni dobleces de cara a la compleja campaña electoral que se avecina.
En las últimas horas, la Casa Rosada forzó la renuncia del procurador del Tesoro, Rodolfo Barra, por haber emitido un dictamen que consideran contrario a los intereses del Gobierno y paralelamente, en el Senado, se conoció la renuncia de Claudia Rucci, una funcionaria muy cercana a la vicepresidenta Victoria Villarruel.
Estos dos cambios en el Ejecutivo y en el Senado tienen razones puntuales, pero guardan relación con el orden que quieren imponer Milei y su círculo más cercano para que nada en La Libertad Avanza se salga de la línea que marque la Rosada cuando llegue el momento de salir a hacer campaña para las elecciones legislativas, que serán el objetivo excluyente del Gobierno este año.
La situación de Barra es ejemplificadora, porque la Rosada justificó su malestar y su eventual reemplazo al señal -de manera extraoficial- que desde su rol de jefe de los abogados del Estado no defendió como correspondía los intereses del Gobierno frente al reclamo de una empleada pública que vio reducido su salario tras una reorganización administrativa.
Movimientos y renuncias en el gobierno de Javier Milei: el caso ejemplificador de Rodolfo Barra
En el Gobierno apuntan contra un dictamen que emitió la Procuración del Tesoro hace dos días sobre el caso de una empleada encuadrada en un convenio que tenía el Estado con la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (ACARA) y que, al igual que muchos otros contratados bajo el mismo esquema, cobraba un «incentivo» junto con su sueldo.
Tras la reducción de los Registros Automotores que puso en marcha la gestión de Milei muchos empleados encuadrados en ese convenio fueron despedidos, mientras que otros pasaron a la planta del Ministerio de Justicia, que resolvió no seguir pagando ese «incentivo». Muchos aceptaron la reducción de su salario, pero esta empleada impugnó la decisión porque, según argumento, le implicaba una reducción del 50%.
El Ministerio de Justicia que encabeza Mariano Cúneo Libarona le pidió a la Procuración del Tesoro que se pronunciara sobre el reclamo; sin embargo, el órgano emitió un dictamen que, a criterio del Gobierno, no fue concluyente, sino que hizo apenas «consideraciones». En la Rosada entienden que la oficina de Barra no defendió como debería la política de ajuste en el gasto público.
A eso le sumaron otros condimentos. Rápidamente, las usinas libertarias dejaron trascender que Barra -quien llegó al Gobierno de Milei con el pergamino de haber sido juez de la Corte y un hombre clave en las privatizaciones de Carlos Menem durante la década de 1990- pasaba mucho tiempo fuera del país. En ese marco, adelantaron que ya le estaban buscando reemplazo y, pocas horas después, confirmaron su desplazamiento oficialmente.
La situación es un botón de muestra de la línea que empieza a bajar la Casa Rosada a todas las terminales de La Libertad Avanza: el hermético círculo presidencial que conforman Caputo y Karina Milei no tolerará que ningún funcionario en cualquier área desoiga instrucciones o se corra un milímetro de las políticas o el discurso que fije el Presidente en un año que consideran clave para el Gobierno.
Ese verticalismo sin contemplaciones está estrechamente ligado al ordenamiento que necesita La Libertad Avanza para encarar las elecciones legislativas. El mensaje es que el oficialismo tiene un líder indiscutido que es Milei y un solo comando, que es el «triángulo de hierro» que completan Caputo y Karina Milei. Quienes no se encolumnen, serán excluidos de «las fuerzas del cielo».
Sin fisuras para la campaña electoral: ¿qué hará Victoria Villarruel en el Senado?
En el Gobierno entienden que deben evitar las internas que tuvo La Libertad Avanza durante el primer año para encarar las elecciones sin fisuras. Y es que además del objetivo lógico de ganar y fortalecerse en el Congreso, la campaña estará marcada por difíciles negociaciones en todos los distritos del país entre el oficialismo y otras fuerzas.
La imposición de un orden indiscutible no solo tiene lógica, sino que es casi imprescindible para un oficialismo cuando intenta atraer a sus filas a dirigentes de otros partidos, como hace con el PRO. Nadie se ve tentado de pasarse a un equipo donde no hay una conducción clara o hay dirigentes indsiciplinados.
Fuentes de la Rosada remarcaron ante iProfesional que «la lapicera la tiene Karina y luego define la mirada del Presidente». Así, la hermana y secretaria presidencial tendrá un rol preponderante en el armado electoral y junto a Caputo estará pendiente de que todo el elenco oficialista, ya sean libertarios puros o no, candidatos o funcionarios, reporten sin condiciones a la Casa Rosada.
Este ordenamiento más férreo de las filas oficialistas alcanza también a Villarruel, quien carga con la desconfianza de Karina Milei y Caputo. Según pudo averiguar este medio, la vicepresidenta intenta ahora plegarse voluntariamente a ese esquema. La renuncia de Rucci al Observatorio de Derechos Humanos del Senado, si bien fue por «motivos personales», anticipa más movimientos en el esquema de funcionarios que acompaña a la vice, quien piensa en un reordenamiento para que la Cámara alta esté más en sintonía con el Ejecutivo de cara a la campaña electoral.
Así lo indicaron a iProfesional fuentes del Senado que pusieron de relieve que «este es un año muy importante para confirmar el rumbo de este Gobierno y fortalecerse en las dos Cámaras». De esta forma la vice intentaría mitigar la interna que la mantiene alejada de Milei para que no afecte la campaña libertaria, al mostrar voluntariamente su alineamiento con la Rosada para desactivar cualquier sospecha.
También podría tratarse de un movimiento de anticipación, dado que hace varias semanas circulan sospechas en el Senado de que el «triángulo de hierro» podría tratar de «intervenirle» el esquema de autoridades a Villarruel cuando se realice a fines de febrero la sesión preparatoria en la que se definirán cargos estratégicos como la presidencia provisional y, sobre todo, la secretaría administrativa de la Cámara.
Saltos en la Legislatura porteña: la otra pata del plan libertario
Los movimientos que empieza a haber en La Libertad Avanza para llegar bien ordenados a las elecciones no solo pasan por renuncias o cambio de figuras, sino también por los fichajes. En esa tarea está la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que tiene un rol central en el operativo para que dirigentes del PRO salten a las filas libertarias y dejen solo a Mauricio Macri.
El próximo movimiento en ese sentido se daría en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, donde los legisladores del PRO que responden a Bullrich se preparan para anunciar su pase a La Libertad Avanza, según confirmaron a este medio fuentes del partido. Se prevé que lo den a conocer en las próximas semanas, cuando la ministra vuelva de sus vacaciones.
En rigor, esos legisladores ya vienen votando en contra de las iniciativas del jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, y en conjunto con el bloque libertario que encabeza Pilar Ramírez, alfil de Karina Milei. Ahora se preparan para formalizar su alineamiento el oficialismo nacional y con ello dar otro golpe al PRO y en especial a los Macri.
Milei busca una alianza con el partido amarillo, pero sin otorgarle al expresidente el peso que esperaría tener en ese armado, una táctica motorizada por Santiago Caputo. La idea es absorber todo lo que puedan del PRO. La fusión de libertarios y «bullrichistas» ya se dio en la Legislatura bonaerense y ahora se repetiría en la Ciudad.
De esta forma, empiezan a concretarse movimientos que apuntan, por un lado, a robustecer el espacio político que lidera Javier Milei y, por el otro, a establecer un orden indiscutido hacia adentro del oficialismo para que no haya sorpresas ni cortocircuitos durante una campaña electoral que será central para el futuro del Gobierno.