“Los que se odian, se aman”, dice el viejo refrán que parece ajustarse a la historia de Wanda Nara y Mauro Icardi, unidos de por vida por sus hijas Francesca e Isabella. Y si bien Wanda y Mauro están enfrentados a muerte, la tensión sexual que destilan es imposible de soslayar. Mal que le pese a la China Suárez, la nueva novia del futbolista.
Hoy por hoy, Wanda y Mauro están en guerra por la manutención y régimen de visitas de sus hijas. La conductora de Telefe logró que el hombre quede inscripto en la lista de deudores alimentarios, ya que hace meses que no pone un peso por sus nenas, y le embargó la famosa “casa de los sueños” de Nordelta.
Con esta medida legal vigente y mientras no regularice su situación, si Icardi osara viajar a la Argentina, no podría salir del país. Sin embargo… El “hilo rojo” entre los ex sigue existiendo, aunque se tense. Así lo dejó en manifiesto Wanda, al exponer en un descargo furioso lo que Icardi hizo con ella a espaldas de la China Suárez.
«Mucho más digno es trabajar que mirar mis historias todas las noches para saber qué hago», arrancó la mediática, odiada (“endiablada”, como definió Yanina Latorre), en una placa negra en sus historias donde develó el contacto que aún mantiene con su ex marido, hoy asentado con su nueva pareja en Estambul.
«Mientras incumplís, yo pago todo con trabajo. Quizá cuando empieces a cumplir con los derechos de tus hijas, pueda trabajar menos», avanzó Wanda en referencia al viaje a Estados Unidos sin las niñas que la tuvo ocupada en los últimos días y que llamó la atención del futbolista del Galatasaray.
«Si tanto te preocupan mis viajes, ocupate de ser padre de tus hijas», agregó Wanda, harta de los incumplimientos del millonario, y cerró su posteo con una para nada inocente apreciación, sabiendo el ruido que iba a generar en Sangre Japonesa: “Hace tres días, cuando vos y yo hablamos por teléfono, esto no me lo dijiste. Ahora reviso las grabaciones, me gusta ser clara y hablar de frente”.