Una de las voces más esperadas en la cumbre del gas fue este mediodía la del secretario de Energía de los Estados Unidos, Chris Wright. En uno de los salones atestado de CEOs y directores de compañías la inquietud se centraba hacia dónde va la guerra en Medio Oriente ahora en una nueva escalada y cómo puede repercutir en los precios del crudo,
La primera fila estaba curiosamente ocupada por periodistas chinos curiosos por la otra guerra, la de los aranceles de Trump.
Como suele suceder, el tiempo para las preguntas es escaso y esta vez le tocó en suerte al periodista argentino Fernando Heredia de Forbes. Quiso saber acerca del impacto que podía tener en la relación bilateral y en las inversiones hacia Argentina el triunfo del PJ en la provincia de Buenos Aires.
Wright no pareció sorprendido y soltó: “No haremos comentarios sobre la política argentina, pero apoyamos la agenda de libertad de Milei, sin duda. Queremos verla prosperar, al menos para el pueblo argentino”.
A su lado, Doug Burgum, secretario del Interior de EE.UU, amplió: “Sabemos que hay una gran relación personal entre el presidente de Estados Unidos y el presidente de Argentina. Y nosotros nos reunimos con empresas aquí durante esta conferencia que estaban muy entusiasmadas con el potencial de invertir en Argentina en torno al petróleo y el gas. Y cada vez que vemos a un país alejarse del desarrollo responsable de fuentes de energía asequibles, confiables y seguras es una decepción para nosotros. Quizás sea un retroceso la política energética en estas elecciones de medio término, pero pienso que la economía es como el agua. El agua corre cuesta abajo, no podés cambiarlo. Al final, la economía gana. Gana sobre la regulación, gana sobre muchas fuerzas que se le oponen. Y creemos que la economía es tan poderosa en torno a tener energía asequible y confiable”.
En esta cumbre del gas, en la que predominan los jardines verdes en cada stand con orquídeas como centros en las mesas de trabajo y leyendas de las petroleras mostrándose casi como empresas verdes, los representantes de EE.UU. fueron directos y se manifestaron en contra de apostar tanto a las energías renovables: “Creo que la gente se va a dar cuenta de que el costo de destinar trillones de dólares en la vía de la energía eólica, solar, de baterías es inútil. Como planeta ya gastamos 5 billones de dólares en esa estrategia, y no ha dado resultados, solo ha elevado los precios para todos”.
Añadieron: “La gente dice sí, pero quizá estemos salvando al planeta de un grado de cambio climático para el año 2100. Lo que va a salvar al planeta es ganar la carrera de la inteligencia artificial. Para eso necesitamos energía, y la necesitamos ahora. Tenemos que preocuparnos por los humanos que están hoy en el planeta. Sí, me preocupa el futuro, tengo hijos, me preocupa la próxima generación. Pero todo eso se puede resolver. La verdadera amenaza existencial ahora no es un grado de cambio climático, sino el hecho de que podemos perder la carrera de la IA si no tenemos suficiente energía”.
Y en esa línea también envió un mensaje a la Argentina, Lo dijo de este modo: “Los países pro-energía van a atraer capital, empleos y tendrán un alto crecimiento del PBI. Aquellos que promuevan pobreza energética a través de regulaciones y altos costos no atraerán capital. La cantidad de capital que va a moverse en los próximos dos años va a ser récord, y absolutamente no irá a lugares donde la electricidad cuesta dos, tres o cuatro veces más que en otros lugares del planeta. Ese es el futuro. Va a suceder. Es imparable en términos de flujos económicos. Y los países pueden elegir, al igual que un estado en EE.UU., tener políticas que eleven los costos de la energía. Pero estarán eligiendo quedarse afuera de la próxima ola de innovación y de inversión”.
Ya eran las 16 y arrancaba un rito en estas cumbres, la hora del cocktail, en el que las empresas compiten por la cantidad de asistentes VIP. El de Shell con un stand de casi media manzana, se llevó las palmas, pero no se quedó demasiado atrás el de Chevron. YPF, en otra dimensión, también ofreció lo suyo entre empanaditas criollas, vinos mendocinos y patagónicos y muñequitos de Messi y camisetas con las tres estrellas de la selección que se las disputaban directivos de las petroleras más importantes del mundo.