En un nuevo episodio de despilfarro de recursos públicos, el gobierno porteño de Jorge Macri tomó la decisión hace unos meses de gastar millones de dólares en una flota de colectivos eléctricos, cuyos detalles insólitos y cuestionables dejan ver la falta de sentido común y la profundización de una agenda ideológica que genera más dudas que soluciones.
Según la información proporcionada por el Ministro de Infraestructura, Pablo Bereciartua, estos colectivos, que ya están en camino hacia Argentina directamente desde China, tienen una autonomía de 170 km y una velocidad máxima de 12 km/h.
Este último dato es especialmente relevante porque, en un mundo donde la velocidad y la eficiencia del transporte público son fundamentales, el gobierno de la Ciudad decide implantar un medio de transporte que avanza más despacio que una bicicleta. Y todo esto, claro, a un costo de miles de millones de pesos, pagados por los contribuyentes porteños.
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Pero el derroche y la locura no termina ahí. En un claro intento por cumplir con exigencias ideológicas, el Gobierno de Jorge Macri determinó que estos colectivos sean manejados exclusivamente por mujeres.
Esta medida no solo es innecesaria y discriminatoria, sino que también genera un precedente peligroso de política pública basada en género en lugar de mérito y eficiencia. ¿Se supone que los hombres no pueden trabajar como conductores en el sistema de transporte público? ¿Se les está negando una oportunidad laboral por motivos de género?
Este enfoque excluyente solo demuestra una falta de consideración por parte del Jorge Macri hacia la igualdad ante la ley para todos los ciudadanos, independientemente de su género.
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Además, el argumento de que estos colectivos «mejoran la frecuencia del servicio público» resulta poco creíble, ya que si se considera que la velocidad máxima de estos vehículos será de 12 km/h, es probable que el servicio termine siendo aún más lento y menos eficiente que los colectivos tradicionales, en lugar de ofrecer una verdadera mejora en la calidad del transporte público de la Ciudad.
Con una inversión millonaria en un sistema de transporte poco práctico, lento y con claras implicancias discriminatorias, el gobierno porteño de Jorge Macri demuestra una vez más su tendencia a priorizar agendas ideológicas de izquierda por encima de la eficiencia, la igualdad ante la ley y el bienestar de todos los ciudadanos.